El estrés puede aparecer inmediatamente al reincorporarnos, ya que, explica la directora técnica de Clínicas Origen, llegamos a automatizar la manera de enfrentarnos a nuestro día a día. Si el afrontarlo conlleva pensamientos que nos provocan estrés, en el momento que vuelva a la rutina regresarán, irremediablemente, a nuestra mente.
Resulta peor cuando el trabajador presenta dificultades en la regulación de sus emociones. Su malestar irá entonces in crescendo hasta producirle picos relevantes de estrés.
No por habitual y generalizado, advierte esta experta, debemos minusvalorar el efecto del estrés que produce el trabajo en nuestras vidas. El estrés prologado tiene un impacto tanto en el sueño, en la salud física y en la emocional. Su impacto puede ser múltiple y agudo, según en qué casos. De momento, Conde lo sitúa en el podio de las causas que nos generan ansiedad y estados depresivos, más hoy en día con el teletrabajo y la invasión de las obligaciones en la esfera doméstica.
A pesar de que llevar a cabo nuestros cometidos laborales desde el hogar nos ha ayudado a eliminar el estrés de los traslados y nos ha permitido pasar más tiempo en familia, estas dos circunstancias no han significado necesariamente conciliar para muchos empleados, sino acumular tareas.
Importante también el esfuerzo extra que ha supuesto para muchos trabajadores la actualización de sus conocimientos tecnológicos. Muchas personas se han sentido en condiciones de inferioridad respecto a las generaciones más jóvenes y adaptarse a programas y aplicaciones para trabajar desde casa ha sumado más ansiedad a la producida por la pandemia.
Volver a trabajar, ya sea en casa, en la oficina o mediante una fórmula mixta pueda afectar a cada persona de distinta manera según su capacidad de adaptación a los cambios, autoexigencia, su autocomplacencia o tolerancia al entorno laboral, existen unas pautas generales para ponerle freno.
Lo primero es cuidarse. Tener horarios de sueño y alimentación, así como comer sano, son aspectos claves para mantenerse en equilibrio. No importa, añade Pilar Conde, si hay algo urgente. Estas dos necesidades básicas son intocables y debemos, además, tener en cuenta que el trabajo es una carrera de fondo y hay que estar bien para aguantar a largo plazo.
Consejos prácticos contra el estrés laboral
Organiza tu actividad, priorizando siempre las tareas importantes por su relevancia o fecha de entrega.
Ponle freno al la dinámica laboral del Whatsapp. Establece límites en tu tiempo fuera del trabajo. Si es necesario que realices alguna consulta fuera de tu horario, márcalo de manera específica, evitando así estar constantemente mirando el móvil y desatendiendo tu vida privada y personal.
Céntrate en las tareas y evita comentarios negativos, quejas e interpretaciones subjetivas, tanto propias como de los compañeros. Producen "ruido mental" y no aportan nada, ni profesional ni personalmente.
Cuando termines tu jornada laboral, realiza actividades tu agrado, ya sea deporte, salir con amistades, estar con la familia, etc.
Realiza alguna actividad específica contra el estrés como el mindfulness, que te ayuda a controlar los pensamientos negativos que te asaltan cada día. La lectura y actividades mentales que te distraigan de tus tareas son también recomendables.
Pide ayuda a un profesional de la psicología para aprender herramientas de gestión emocional y regulación del estrés. Muchas veces, trabajando estos dos aspectos, se consigue crear una nueva relación con nuestro trabajo.
Por último, siempre es bueno pensar en el estrés, cuando es moderado y está controlado, como un reto que pone a prueba nuestras habilidades para afrontar nuestro día a día, ya sea cambiar nuestros pensamientos, aprender nuevas herramientas, o bien ser asertivos con nuestros superiores. En cualquiera de estos casos, hay que tomar decisiones y enfrentarse a ciertos aspectos de mejora, por lo que, esta situación puede acabar convirtiéndose en un situación de aprendizaje y de superación personal.

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