Imagína que te dicen que no vas a poder volver a andar. Eso es lo que los médicos le dijeron a Kieran después de quitarle un cáncer en el muslo a los 10 años.
La operación salió muy mal, tan mal de hecho que se despertó gritando del dolor por el daño masivo que tenía en la pierna. Hasta entonces había estado loco por la gimnasia y estaba decidido a convertirse en un campeón olímpico. Pero, ¿cómo podía hacerlo si iba a tener que estar confinado en una silla de ruedas toda su vida?
Kieran comenzó su largo camino de recuperación. Estuvo 15 meses en la silla de ruedas hasta que pudo volver al gimnasio. Pero a los 2 meses de haber vuelto se resbaló por la barra alta y sufrió un golpe en la cabeza terrible. Perdió un año entero de colegio. Tuvo que volver a entrenar a su cerebro y recuperar su coordinación. Regresó al colegio con un bastón y sus compañeros de clase se burlaban de él.
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