Con el know how de Casas y el sazón del chef Antonio de Livier se levantó una de las ideas más arriesgadas y sabrosas de la Ciudad de México: Caldos Ánimo, un local que hoy ya cuenta con tres sucursales y que apela a uno de los platillos más entrañables del país, pero con un giro de tuerca interesante. Su célebre “birriamen” es una oda al sincretismo gastronómico entre la icónica birria “quitacrudas” de México con el ramen japonés.
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