Javier Larragoiti decidió investigar sobre las consecuencias de la diabetes tras comprobar con 18 años como su padre, diagnosticado de esta enfermedad, perdía buena parte de su calidad de vida. Pronto se concienció de que una nueva alternativa a ese tipo de vida podría ser la gran esperanza de cambio para millones de afectados por la diabetes.
Creó con su empresa Xilinat un endulzante natural, el xilitol, que tiene el aspecto y el sabor del azúcar, que tiene propiedades benéficas para la salud: controla los niveles de glucosa en la sangre, es bajo en calorías, incentiva la producción en el cuerpo de insulina y protege los dientes de la caries. El producto ha sido reconocido por Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) como una de las promesa en innovación en América Latina.
El hallazgo del xilitol gracias a su hermana o dontóloga, le permitió ampliar su campo de investigación y olvidarse de la primera opción, que era la creación de una pastilla que endulzara los alimentos. El xilitol es un polialcohol que se extrae de la madera del abedul y que sirve para proteger los dientes de las caries.
Tras cuatro años de investigación en laboratorio Javier Larragoiti encontró la forma de hacer el xilitol accesible a todos los bolsillos y, además, incentivar el comercio en comunidades campesinas, ya que se obtiene de residuos agrícolas. Lo hizo a través de una fermentación, que básicamente es dárselo de comer a una levadura. Este proceso ayuda también a conservar el medio ambiente.
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