En México, las enfermedades cardiacas acaban cada año con la vida de casi 60.000 personas, dos tercios de los cuales son mayores de 65 años, lo que las convierte en la segunda causa de muerte en este país. Sin embargo, este impacto podría minimizarse si los centros de atención sanitaria contaran con un mejor equipo para la prevención y para la monitorización de los pacientes con problemas de corazón. Pero los electrocardiógrafos, los aparatos que registran las corrientes eléctricas emitidas por el músculo cardiaco, son todavía demasiado caros y difíciles de mantener y manejar.
“Solo instituciones médicas o personas con el suficiente poder monetario pueden adquirirlos”, explica Javier Gómez, un joven ingeniero electrónico de 25 años titulado en la Universidad Nacional Autónoma de México, que acaba de presentar en sociedad un nuevo electrocardiógrafo móvil con un innovador sistema inalámbrico de alerta.
Este desarrollo ejemplifica su esfuerzo por crear una tecnología que mejore el seguimiento del paciente y elimine la barrera del precio a la hora de adquirir equipamiento médico. Su prototipo llegó en marzo de este año al Encuentro Internacional de Investigación en Ingeniería Eléctrica, celebrado en México, y ha generado grandes expectativas por las ventajas potenciales que aportaría su uso, no solo en hospitales, sino también en domicilios particulares.
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