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#PersonaFavorita Iván García

Foto del escritor: ReclunautasReclunautas

Desde pequeño fue un niño hiperactivo, con mucha energía, que siempre le gustó el deporte sin una idea clara de lo que podría llegar a ser. Esto le acarreó ciertos problemas de conducta en la escuela, ya que lo diagnosticaron con déficit de atención, que no se podía quedar quieto, aprendía rápido y era difícil de controlar por los profesores.


Por ello les sugirieron a sus padres que lo metieran a practicar algún deporte en donde canalizara toda su energía. Así fue como nació un medallista.

Los padres de Iván García fueron quienes lo llevaron a las instalaciones del CODE Jalisco, con la idea de que practicara natación, el destino hizo lo suyo y lo primero que vio al entrar en las instalaciones fue la fosa de clavados. “Me acerqué y le dije a mi mamá: quiero clavados. Ella pensaba que primero tenía que pasar por natación y luego me mandarían a clavados, sin embargo le explicaron que no era así el procedimiento. De todos modos fuimos a la alberca de natación y solo al llegar me di cuenta de que eso no era lo mío”, recordó Iván.

Nos compartió que él siempre ha tenido muy claro que la adrenalina es parte de lo que lo mueve, por ello le interesó su disciplina deportiva a los siete años. “El lanzarme a una fosa, con el riesgo que implica, fue realmente lo que más me llamó la atención. La verdad es que no tenía miedo, había un trampolín de un metro, de los de balneario, y otro de tres metros, me aventé y el entrenador le dijo a mi mamá que me había aceptado por el valor”.

El CODE siempre ha sido como su casa, siempre pudo entrenar en su ciudad. “Tiene un plan de estudios para deportistas en donde hay entrenamientos de siete a once de la mañana, al terminar empiezan las clases ahí mismo, al salir a las cuatro empezaba un segundo entrenamiento hasta las ocho de la noche”.

Iván hace un merecido reconocimiento a su familia por haberlo apoyado en sus decisiones. “Me acompañaron en mi sueño, aunque al principio creían que solo era una terapia para que dejara de ser tan travieso. Al paso de los años me enganché con el deporte, me enamoré de los clavados, por lo que mis papás, mi hermano, mis abuelos, incluso mis tíos, jugaron un papel muy importante en mi vida deportiva. Por el trabajo de mis papás no siempre podían llevarme, incluso hubo algunos viajes que no podían pagarme y entre mi familia se cooperaron para que fuera”.

Su primera competencia fue en un campeonato nacional, en donde quedó en último lugar. “Mi mamá me acompañó, recuerdo que yo me la pasé muy bien, subiendo al trampolín, divirtiéndome, sin importarme el lugar en el que quedara. Al paso de las competencias me fui enganchando, ya no lo vi solo como un juego, se despertó la pasión, entonces empecé a darme cuenta de muchas cosas. Mi primera Olimpiada Nacional fue en 2004, tenía once años, ahí fueron las primeras medallas, al mismo tiempo iba viendo los Juegos Olímpicos, y justo en los de Beijin me dije: yo quiero eso”.


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