El esfuerzo en el ámbito laboral es un factor determinante. Como criterio general, quien demuestra interés y empeño en realizar sus tareas, recibe algún tipo de recompensa, ya sea un nuevo contrato, un incremento de salario u otra gratificación.
Por el contrario, las personas poco diligentes y vagas son normalmente penalizadas, pues el esfuerzo mínimo implica una falta de productividad.
Los trabajos se pueden clasificar de muchas formas, pues unos están bien pagados y otros no, algunos son más o menos fáciles en su ejecución y en ocasiones el factor esfuerzo resulta clave para ordenar el mundo laboral.
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